viernes, 27 de septiembre de 2013

Mientras guardamos silencio, la radiactividad se esparce por el Pacífico

La contaminación nuclear vertida por la explosión de la central atómica de Fukushima a principios del 2011 se expande por el Océano Pacífico a través del aire y el agua, según un reciente estudio científico del WHOI (Woods Hole Oceanographic Institution). A la vez, TEPCO (Tokyo Electric Power), operadora de la central confirmó la filtración al mar en Agosto de este año.
 
 
CONTAMINACIÓN EN EL OCÉANO PACÍFICO
Las noticias sobre filtraciones de agua radiactiva no son nuevas, y existen dudas sobre la seguridad de los 1000 tanques de agua gigantescos que fueron construidos en la planta para almacenar el agua de refrigeración contaminada.
A principios del mes de agosto, la compañía admitió que el agua subterránea tóxica había superado la barrera de seguridad bajo tierra y estaba subiendo hacia la superficie y excediendo los límites legales de descarga radiactiva.
En las primeras semanas tras el tsunami, el gobierno japonés permitió a TEPCO arrojar decenas de miles de toneladas de agua contaminada al Pacífico en una medida de emergencia, pero esa acción fue duramente criticada por países vecinos y pescadores locales.
Desde el accidente la empresa ha sido muy cuestionada por los fallos en las medidas de prevención, por su gestión de crisis y por la falta de transparencia al informar de la filtración de agua radiactiva.
Según la misma compañía, entre 20 y 40 billones de bequerelios (unidad que mide la actividad radiactiva) de material radiactivo pueden haberse filtrado al mar desde 2011.
Se cree que el agua se ha filtrado a través de unos sacos de arena absorbente colocados a modo de barrera.
El pasado mes de agosto, más de 300 mil litros de agua altamente radiactiva, se fugaron de un tanque de almacenamiento, y TEPCO informó posteriormente de que parte de esta agua podría haber llegado al océano a través de la mencionada barrera.
TEPCO está midiendo los niveles de radiactividad en ocho puntos del canal y en el mar frente a la central para determinar el recorrido que siguió el agua que se fugó.
En las muestras tomadas a 30 metros de la orilla del mar, se detectaron 80 bequerelios por litro de cesio 137 y 220 bequerelios por litro de sustancias radiactivas que emiten rayos beta, incluso se detectó estroncio.
La compañía eléctrica ha detectado en este mes de septiembre que los picos de bequerelio aumentan sustancialmente cada día que pasa y ha empezado a investigar las tuberías que conectan los tanques con los reactores nucleares.
En este contexto, la NRA (Autoridad Reguladora de la Energía Nuclear) de Japón ha decidido elevar del uno, que indica una “anomalía”, al tres, que indica un “grave accidente”, el nivel de alerta por las fugas.
El citado organismo ha comenzado un estudio a fondo sobre los niveles de contaminación del fondo marino.
Este estudio sobre la densidad del cesio en la zona se realizará mediante un navío que arrastrará por el suelo oceánico un medidor de radiación en un área de unos 1000 kilómetros cuadrados.
Los resultados serán publicados el próximo mes de marzo con vistas a establecer si el consumo de productos marinos del área es seguro o no.
La NRA considera que este estudio se deberá realizar de manera anual por lo menos durante los próximos tres años.
A pesar de todo esto, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, dijo, al presentar la candidatura olímpica de Tokio en Buenos Aires, que la situación estaba bajo control.
 
 
POSIBLES CONSECUENCIAS EN EL OCÉANO PACÍFICO
Según el estudio realizado el pasado año por los investigadores del WHOI, la mancha radiactiva podría llegar a las costas de Estados Unidos y México, tras haber afectado decenas de islas. Dependiendo de las corrientes marítimas podría alcanzar las costas de California. Debido a estos datos, habrá que vigilar el entorno marítimo del Pacífico Noreste a largo plazo.
Algunos especialistas nucleares temen que el problema sea mucho peor de lo que TEPCO y el gobierno japonés quieren admitir. Al incidente se suma la creciente evidencia de incompetencia, baja moral y mala gestión, ya que la gerencia de la compañía parece más preocupada por ahorrar dinero que por hacer bien el trabajo con todo el esfuerzo de seguridad que requiere. Por esta razón, muchos creen que llegó la hora de que el gobierno intervenga y tome las riendas para controlar el desastre nuclear.

 

miércoles, 18 de septiembre de 2013

No sigan presionando a las personas

Sólo con pensar en todo lo conseguido por nuestros padres, nuestros abuelos… lo que lucharon, lo que padecieron por un Estado digno, el bienestar conseguido y… ¿cómo estamos ahora?.
 

Da pena, mucha pena. Abuelitos que tienen que mantener a sus hijos en paro, y a sus nietos, con pensiones indignas y que encima se encuentran de nuevo con la soga al cuello, engañados, defraudados… Es totalmente intolerable.
Recortes en todo lo imprescindible para mantener una vida digna. Una clase política que deja mucho que desear. Poderes del estado cuestionados. La banca y las grandes corporaciones adueñándose de todo… y ¿quién paga por sus “errores”?: como siempre, el pobre ciudadano que ha cumplido con sus obligaciones con y para el estado.
 
Lo siento, pero hay momentos en los que no puedo soportar tanta injusticia, y me dan ganas de decir lo mismo que dijo Mafalda: “Paren el mundo que yo me bajo”.
Veo a mi hijo y sólo pienso ¿qué clase de mundo le estamos dejando? ¿qué heredará de nosotros?. Me siento tan impotente ante todo lo que sucede… ¿Qué más podría hacer yo para que el mundo fuera un poquito mejor?
A veces me siento cansada y con ganas de no enterarme de nada, por aquello de que la ignorancia hace que las personas sean más felices, pero al final sé que los cosas no se arreglan solas, ni mejoran cuando no se hace nada.