El tráfico de órganos consiste en la
obtención, transporte, transferencia, albergue o recepción de órganos
con el fin de obtener beneficios económicos. Esta actividad se considera
ilegal en gran parte del mundo, por lo que no existen datos concretos,
pero según el informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud),
publicado en el año 2009, cada año se producen unos 100.000 trasplantes
en el mundo, de los cuales entre el 5 y el 10 por ciento son ilegales.
QUÉ ÓRGANOS SON TRASPLANTADOS
Según la OMS, en su informe de 2009,
estimaba que de los 100.000 trasplantes que se realizaron, 65.000
correspondían a riñones, 20.000 a hígados y 5.300 a corazones. Pero la
cantidad de trasplantes de tejidos, entre ellos los de córnea y válvulas
cardíacas es mucho mayor, si bien se carece de cifras oficiales.
Dado que no existe una legislación
internacional sobre el trasplante de órganos, la OMS, en su informe
presentado en mayo de 2010, sentó una serie de principios rectores sobre
los trasplantes.
El trasplante de órganos humanos de
donantes fallecidos o vivos a personas enfermas o moribundas empezó
después de la Segunda Guerra Mundial. En los últimos 50 años se ha
convertido en una práctica mundial que ha alargado la duración y ha
mejorado la calidad de vida de cientos de miles de personas. Dado este
hecho, se ha producido un aumento de la demanda de éstos, que siempre ha
sido superior a la oferta.
La escasez de órganos disponibles no
sólo ha llevado a muchos países a elaborar procedimientos y sistemas
destinados a aumentar la oferta, sino que también ha estimulado el
tráfico ilegal.
La inquietud que suscita en la Asamblea
General de la Salud quedó reflejada en la resolución que se aprobó y en
la cual se establecen una serie de principios rectores.
- Podrán extraerse células, tejidos y órganos del cuerpo de personas fallecidas para fines de trasplante si: se obtiene el consentimiento exigido por la ley; y no hay razones para pensar que la persona fallecida se oponía a esa extracción.
- Los médicos que hayan determinado la muerte de un donante potencial no deberán participar directamente en la extracción, ni ocuparse de la asistencia a los receptores previstos.
- Las donaciones de personas fallecidas deberán desarrollarse hasta alcanzar su máximo potencial terapéutico, pero los adultos vivos podrán donar órganos de conformidad con la reglamentación nacional. Estos donantes deberán ser legalmente competentes y actuar voluntariamente, estando libres de toda coacción o influencia indebida.
- No deberán extraerse células, tejidos ni órganos del cuerpo de un menor, excepto en ocasiones autorizadas por las legislaciones nacionales.
- Las células, tejidos y órganos deberán ser objeto de donación a título exclusivamente gratuito.
- Se permitirá la promoción de la donación altruista mediante publicidad o llamamiento público, de conformidad con la legislación nacional.
- Los médicos y demás profesionales de la salud no deberán participar en procedimientos de trasplante si los órganos se han obtenido mediante explotación o coacción del donante.
- Los centros y profesionales de la salud que participen en un trasplante no deberán percibir una remuneración superior a sus honorarios.
- La asignación de órganos, células y tejidos deberá regirse por criterios clínicos y normas éticas. Las reglas de asignación deberán ser equitativas, justificadas y transparentes.
Los preceptos 10 y 11 se refieren a la
aplicación de procedimientos de calidad, seguridad y eficacia tanto para
los donantes como para los receptores. La documentación de los efectos y
la transparencia e inspección de la donación y los trasplantes,
garantizando la protección del anonimato y la privacidad.
También asume la modalidad de “turismo
de trasplantes”. Está emprendido por pacientes del Norte rico que viajan
para comprar órganos extraídos a hombres, mujeres y niños de países del
Sur pobres donde las transacciones no están reguladas. La escasez de
órganos y la pobreza de los potenciales donantes se combinan para crear
mercados.
Además afecta a personas en situaciones
vulnerables, como refugiados, que pueden ser obligados a endeudarse y
luego ofrecerles una “oportunidad” de donar para pagar la deuda.
Otros donantes pueden ofrecer pagos de
deudas con órganos, una práctica de explotación que está prohibida en
casi todos los países del mundo.
Se ha estimado que los traficantes de
órganos recolectan unos 50.000 millones de dólares anuales alrededor de
todo el mundo. Recolectar datos es un reto ya que los crímenes son
ilícitos.
LA SITUACIÓN EN CHINA
China es un punto central a nivel
mundial para los trasplantes de órganos y el “turismo de trasplante”.
Los órganos se obtienen de las prisiones y el sistema de campos de
trabajo forzado. Los donantes incluyen delincuentes convictos, así como
disidentes políticos, tibetanos y seguidores de la práctica espiritual
Falun Gong.
El
régimen chino clama que su fuente de órganos son los presos ejecutados,
pero las cifras no cuadran. Según datos recopilados en 2006 por los
autores de “Cosecha Sangrienta”, en los años 2000-2005 hubo 41.500
trasplantes.
“Cosecha Sangrienta” documenta sitios
web chinos que prometen riñones en una semana, e incluso aseguran un
órgano de reemplazo en caso de que el primer intento de trasplante
falle. En la mayoría de los países, que tienen estrictas leyes sobre los
trasplantes de órganos, el tiempo de espera es de más de un año.
Los médicos militares chinos tienen
acceso a gigantescos bancos de órganos vivos encerrados en los vastos
campos de trabajo y sistemas penitenciarios del país y han averiguado
cómo sacar provecho de eso.
Los órganos son valiosos porque son
escasos, y esto hace que la extracción ilícita sea muy lucrativa. No es
raro que los receptores lleguen a pagar 200.000$ por un riñón.
En 2005, en la web del Centro de
Asistencia Internacional de la Red de Trasplantes en China figuraba el
precio de los órganos. El precio de un riñón era de 62.000$, un hígado
entre 98.000 y 130.000$ y un pulmón de 150.000 a 170.000$.
OTRAS DENUNCIAS
Entre 1987 y 2008 la prensa se ha hecho eco de numerosas denuncias e investigaciones sobre el tráfico de órganos.
-Entre 1987 y 1989, aparecieron en la
prensa latinoamericana numerosos artículos que denunciaban el robo de
niños para extraerles ojos y riñones que eran enviados al extranjero
para implantárselos a niños de familias acaudaladas.
-En 1992, la policía mexicana inició una
investigación sobre una presunta red de tráfico de órganos extraídos a
niños con destino a pacientes estadounidenses. Posteriormente, se ha
especulado con la posibilidad de que detrás de los crímenes contra
mujeres de Ciudad Juárez pudiera haber una mafia de tráfico de órganos.
-La organización feminista RAWA ha
denunciado que en 1992, cuando la república socialista afgana fue
destruida, los fundamentalistas religiosos (muyahidines), se
enriquecieron con el tráfico de órganos de pobres locales.
-En
2005, una comisión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa
(PACE) certificó que se habían producido en Ucrania casos de secuestros
de niños recién nacidos, presuntamente para utilizar sus órganos en
trasplantes y como fuente de células madre.
-En 2007, unas monjas españolas afirmaron tener pruebas de este tipo de tráfico en Mozambique.
-También en 2007 Luc Noël, coordinador
de procedimientos clínicos de la OMS, declaró que había un “turismo de
trasplante” que llevaba pacientes adinerados a países intermediarios,
como Suráfrica, Egipto y Pakistán, donde recibían órganos “donados” a
bajo precio.
-En 2008, Carla del Ponte, fiscal del
Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, aseguró que en 1999
la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo traficó con órganos
extraídos de cautivos serbios.
-En mayo de 2008 el ministro de Interior
argelino afirmó que niños argelinos y subsaharianos eran introducidos
ilegalmente en Marruecos, donde se les extirpaban los órganos para
venderlos en Europa.
-En agosto de 2008, las autoridades de
Jordania anunciaron que al menos treinta y cinco jordanos habían
fallecido entre 2006 y 2008 tras vender sus riñones por 3.000 dinares
(unos 2.700 euros) a mafias traficantes de órganos que operaban, sobre
todo, en Egipto y Pakistán.
LA DECLARACIÓN DE ESTAMBUL
En Estambul, Turquía, del 30 de abril al
2 de mayo de 2008, se convocó a un encuentro de más de 150
representantes de sociedades científicas y cuerpos médicos de todo el
mundo, representantes de gobiernos, expertos sociales y en ética. El fin
era enfocar los urgentes y crecientes problemas de ventas de órganos,
“turismo de trasplante” y tráfico de donantes de órganos en el contexto
de escasez de los mismos.
Esta Declaración representa el consenso
de los participantes en el encuentro. Todos los países necesitan un
marco legal y profesional para efectuar la donación de órganos y
actividades de trasplante, así como un sistema regulatorio transparente
que vele por la seguridad del paciente y el receptor y que refuerce los
estándares y las prohibiciones de prácticas no éticas.
El acceso a la salud, que queda recogido
en la Declaración Universal de Derechos Humanos, es un derecho, pero
con frecuencia no es una realidad. Los gobiernos nacionales, trabajando
en colaboración con organismos internacionales y organizaciones no
gubernamentales, deben desarrollar e implementar programas adecuados
para que el tráfico de órganos deje de ser una realidad.
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