viernes, 9 de septiembre de 2011

Hacer realidad la Justicia Internacional

Durante años, crímenes de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra, ejecuciones extrajudiaciales y desapariciones forzosas han sido ignoradas por las autoridades de los países en los que se han cometido. El reto está ahora en garantizar que este nuevo sistema de justicia funcione.
La justicia del vencedor, la discriminación hacia las víctimas, los sistemas de justicia deteriorados y los esfuerzos políticos para continuar sin abordar el pasado son causas comunes de ese clima de impunidad. El resultado es que los responsables de esos crímenes han tenido total libertad para cometerlos y las víctimas, sus familias y sus comunidades han sido abandonadas en su sufrimiento.

En las dos últimas décadas, se ha avanzado considerablemente para cambiar esta tendencia al crear un sistema de justicia internacional:
·Una Corte Penal Internacional permanente creada para investigar y juzgar crímenes cometidos a partir del 1 de julio de 2002. Supone un avance decisivo en el ámbito de la justicia internacional. La Corte investigará cuando las autoridades nacionales pertinentes no tengan capacidad o voluntad para hacerlo. Desde la adopción del Estatuto de Roma, más de la mitad de los países del mundo lo han ratificado. Sólo un país, EE.UU, se ha opuesto activamente a la Corte. Aunque en los últimos años, esta oposición ha ido disminuyendo.
·Otros Tribunales especiales internacionales creados para situaciones concretas, entre ellas la antigua Yugoslavia. Un caso que se puede considerar como la mayor atrocidad perpetrada en Europa desde la segunda Guerra Mundial, y reconocido como genocidio por el Tribunal Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia. Recordemos que sigue sin conocerse la suerte que corrieron 10.000 personas aproximadamente, sometidas a desaparición forzada en Srebrenica y otros lugares de Bosnia y Herzegovina.  Las familias de más de 7.000 personas que murieron en el genocidio siguen esperando justicia y reparación, ya que la mayoría de los responsables gozan de impunidad.



Varios Tribunales nacionales que pueden juzgar en sus propios tribunales a personas acusadas de delitos cometidos en el extranjero, en un ejercicio de jurisdicción internacional. Dado que la impunidad existe principalmente cuando las autoridades del país en el que se han cometido los delitos no actúan, su importancia es fundamental para juzgar los delitos en nombre de la comunidad internacional y conceder la reparación a las víctimas. Al proceder así, los Gobiernos se aseguran de que sus países no sirven de refugio a los peores criminales.
Todas las víctimas de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra, tortura, ejecución extrajucidial y desaparición forzada tienen derecho a la verdad.
En más de 30 países se han creado comisiones de la verdad: organismos de investigación oficiales, temporales, no judiciales, encargados de investigar sobre los abusos contra los derechos humanos y determinar la verdad. La mayoría concluye su trabajo con un informe final recogiendo los resultados y formulando las recomendaciones.
De 1974 a 2007 se han creado unas 32 comisiones de la verdad en 28 países. Y hay más en proceso de creación.
Todas las víctimas de estos actos tan crueles tienen derecho a una reparación plena y efectiva. Las reparaciones pueden incluir: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.
Pero a día de hoy, resulta preocupante, que la mayoría de las situaciones en las que se han cometido estos crímenes no se han proporcionado reparaciones a las víctimas y se ha hecho caso omiso de su sufrimiento.

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